sobre las emociones

26.03.12

Siempre he pensado que de todas las artes, la más capaz de emocionar a las personas es la música. La música me pone los pelos de punta como ninguna otra cosa, me sobrecoge… Y en realidad consiste tan solo en una acertada combinación de notas y ritmos musicales que de algún modo conectan con nuestras emociones. De hecho, la RAE recoge en una de sus definiciones que la música es el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.

Cabría pensar que de algún modo, si la arquitectura encontrase las herramientas adecuadas podría conseguirse ese mismo efecto. De hecho a veces la arquitectura se acerca a la música, pero sólo a veces y en determinados lugares… y quizás sólo durante un instante. Porque en este caso no se trata de la forma del edificio, los materiales, ni de su uso; tal vez de la temperatura, el ritmo de las personas en su interior, y paradójicamente, del silencio. El silencio es una de las cosas que ayuda a magnificar las sensaciones de percepción del espacio.

Pero se trata, sobre todo, de sus condiciones de luz.

La luz es la magia de la arquitectura, capaz de remover los sentimientos; y puede que sólo en un determinado instante uno pueda presenciar esa magia.

 



Concierto para cello en E Menor, Op. 85, de Edward Elgar interpretado por Jaqueline du Pré.


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\\ prev. Editing architecturenext. Chroma. John Pawson /




2 responses to “sobre las emociones”

  1. Andrés says:

    Hola Beatriz,

    es cierto lo que dices: entre todas las artes, la música es diferente porque es sin duda capaz de producir emociones mucho más elevadas; me recuerda a un texto de Steiner que leí (http://www.andresmartinez.es/index.php?id=503&l=1) donde dedicaba un capítulo completo a argumentar esta cuestión. ¡Gracias por tu comentario con la frase de Barragán en el último post de mi blog! Un abrazo, Andrés.

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