Proyectar o relacionar

9.04.12

Los proyectos existen ya, sin saberlo, en nuestra memoria. Reaparecen inesperadamente a partir de extrañas asociaciones de las que casi nunca somos totalmente conscientes. Estamos ligados a recuerdos, imágenes, impresiones originados en su mayor parte en nuestra infancia y adolescencia, alterados por nuevas experiencias, renovados permanentemente. En el proceso de todo proyecto, en algún momento regresa un recuerdo ya olvidado, una imagen, un sonido, o una frase grabada: un indicio que nos conduce hacia un camino determinado.

 

Proyectamos seleccionando en nuestro subconsciente lo que tenemos presente como sensaciones que un día percibimos: sonidos, texturas, olores, imágenes a veces difusas que se vuelven inesperadamente nítidas. Recurrimos aún sin pretenderlo a nuestras experiencias directas-la mejor enseñanza- y ese archivo de datos que hemos recibido a través de viajes, conversaciones, lecturas, películas, sueños.

 

Proyectar equivale a relacionar: no hacemos sino tratar de establecer conexiones intangibles entre necesidades, lugares, formas, materiales, conceptos que en un instante, en una visión fugaz, se hacen evidentes e intentamos desesperadamente capturar y materializar.

 

La arquitectura procede siempre de una combinación de informaciones almacenadas en nuestra memoria que se reordenan de modos distintos en cada nueva ocasión. Cuando somos afortunados combinamos con ingenio fragmentos de esa memoria de maneras sugerentes, a veces inesperadas. El nuevo proyecto nos produce entonces la satisfacción del hallazgo. Y sin embargo, ¿no se está remontando en realidad a algo que ya existió con anterioridad antes de ser arquitectura?, ¿no se trata de un recuerdo más que de una novedad?

Proyectar o relacionar.
Extracto del libro Desplazamientos de Nieto y Sobejano (1996-2001)

 


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\\ prev. Japanese Architects under 40next. Ryan Debolski /




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